Sistema linfático
Sistema linfático
Tanto el sistema linfático como sus estructuras han sido grandes desconocidos por mucho tiempo en la historia de la medicina. A pesar de ello, los avances tecnológicos han permitido que el conocimiento de este sistema se haya desarrollado en los últimos tiempos. Aún así, ya en la Antigüedad, Hipócrates (460-377 a.C.) ya hablaba de una «sangre blanca» en el cuerpo humano para referirse a la linfa intestinal que presenta un aspecto lechoso o Aristóteles, que en sus escritos habla de un «líquido incoloro».
La linfa es el líquido que se encuentra dentro de los vasos linfáticos y todos ellos forman lo que conocemos como sistema linfático vascular, imprescindible para la supervivencia y salud del cuerpo humano. A su vez, este sistema linfático vascular está formado por diferentes órganos con función defensivo-inmunitaria. Hablemos brevemente de estos órganos y sus funciones.
La médula ósea: Se forman todas las células de la sangre y se encuentra en la cavidad de los huesos. Es roja, pero con la edad va siendo sustituida por tejido graso (médula ósea amarilla).
El timo: Órgano blando situado detrás del esternón que alcanza su máximo desarrollo en la pubertad y se va atrofiando progresivamente en la edad adulta debido a la formación de tejido adiposo. Es un órgano importante dentro del sistema linfático pues influye en la respuesta defensivo-inmunitaria del organismo.
El bazo: Se sitúa en la parte superior del abdomen. Su función es el filtrado y depuración de la sangre que circula en su interior. Para ello filtra, retiene y destruye los glóbulos rojos y demás células sanguíneas que están deterioradas o han cumplido su ciclo. También actúa como depósito de sangre para enviarla al torrente sanguíneo cuando sea necesaria, por ejemplo para realizar un esfuerzo o actividad física intensa. Interviene en la formación de linfocitos y se convierte en depósito de hierro de esos glóbulos rojos que ya han dejado ser útiles y que han sido destruidos.
Los ganglios linfáticos: Su función es defensivo-inmunitaria, algo vital para la supervivencia. Su forma y tamaño varía de unos a otros, en nuestro cuerpo hay entre 600 y 700 y la mayor parte se encuentran en la parte superior del cuerpo (cara, cabeza y cuello) ubicados en grupos. La linfa que llega a cada ganglio linfático sale por el extremo opuesto, por lo que en el trayecto de esta circulación han hecho una gran labor de filtrado de la linfa. Esta función de filtrado es muy importante, debido a que la linfa transporta residuos, antígenos, gérmenes… que es necesario frenar y eliminar para que no lleguen a la sangre en grandes cantidades, puesto que el destino final de la linfa es la sangre.
Cuando se produce un proceso infeccioso en nuestro organismo, los ganglios se inflaman en mayor o menor medida, dificultando más el paso de la linfa (tenemos que tener en cuenta que el ritmo de contracción de los angiones es de 10-14 veces por minuto) para que la infección no se propague.
Las amígdalas: Son órganos formados por tejido linfoide y se sitúan alrededor de la garganta. Su función es defensiva. Las amígdalas forman junto con el tejido linfoide de las paredes laterales de la garganta un anillo defensivo, llamado anillo linfático de Waldeyer. En este anillo, los linfocitos entran en contacto con los gérmenes que hayan entrado por la nariz o por la boca, desencadenando una respuesta defensiva rápida y eficaz.
Ahora que conocemos un poco mejor qué es el sistema linfático y lo importante que es para que nuestro cuerpo esté libre de infecciones, vamos a hablar brevemente del drenaje linfático como elemento útil para favorecer la circulación linfática cuando existe algún problema en nuestro organismo.
El drenaje linfático manual (DLM) es una técnica utilizada tanto en el campo de la medicina, donde será un apoyo en determinados tratamientos, como en el campo de la estética, con múltiples beneficios para mejorar el aspecto externo de nuestra piel.
El drenaje linfático ayudará a mejorar la eliminación del líquido intersticial y de la linfa acumulada por alguna patología, se centra en la circulación linfática y sus maniobras son lentas, suaves y repetitivas, por lo que además conseguiremos un efecto sedante y antiestrés.
El drenaje linfático está indicado en caso de la existencia de edemas, trastornos cutáneos, estreñimiento, cefaleas, migrañas, neuralgia del trigémino, celulitis, entre otras muchas de las que hablaremos más detalladamente en otro artículo de nuestro blog.
