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Historia del masaje

Historia del masaje

Etimológicamente la palabra quiromasaje proviene del griego quiros (manos) y, probablemente, de la voz griega massien (amasar o frotar). Definiríamos entonces quiromasaje como el masaje aplicado únicamente con las manos a través de amasamientos, roces, fricciones o presiones para aliviar y relajar las molestias en nuestro cuerpo.

Cada vez que nos golpeamos friccionamos de forma instintiva con nuestra mano la zona afectada y sentimos un alivio inmediato del dolor, lo que nos lleva a pensar que el masaje forma parte de nuestra vida desde siempre, a modo de respuesta intuitiva.

En China (2700 a.C.) encontramos la primera obra que da base a la Medicina Tradicional China, «El libro clásico de medicina interna del Emperador Amarillo», donde podemos leer sobre acupuntura, moxibustión y la concepción cosmológica en la Antigua China. Hoy en día sigue siendo material de consulta.

Entre el 2300 a.C. y el 500 a.C. se localizan en Egipto, China y el Tíbet grabados, textos y documentos donde se hace referencia a la reflexología podal, técnica que se basa en los puntos reflejos que se encuentran en los pies y que tienen correspondencia con los diferentes órganos del cuerpo humano. Si trabajamos sobre estos puntos reflejos, estaremos mejorando la función del órgano o sistema correspondiente. 

En el año 1500 a.C. encontramos en la India la medicina Ayurveda, cuya etimología viene de la palabra ayur (vida) y veda (ciencia o conocimiento), por lo que literalmente significa  «la ciencia o el conocimiento de la vida». Su objetivo principal es mantener la vida y que podamos disfrutarla plenamente, tanto en el plano físico como en el emocional.

En torno al año 1000 a.C. los monjes budistas japoneses que estudiaban en China importaron la Medicina Tradicional China a su país, lo que se convertiría en la base para el masaje Shiatsu que, utilizando los dedos, las palmas de las manos y los pulgares, aplicará presiones en los puntos de acupresión (sin utilizar agujas) para reequilibrar la energía.

La cultura griega (800-700 a.C.) y su fervor por los cánones de belleza y el culto al cuerpo convirtieron los masajes en un recurso habitual para ellos. Los romanos recibían un masaje después de darse un baño en las termas. 

Durante la Edad Media hay un estancamiento generalizado en todos los avances desarrollados durante el Imperio Romano y la Grecia Clásica. Los masajes quedaron prácticamente relegados y se consideraba una práctica vulgar debido a la opresión social del Cristianismo. 

Será en el siglo XIX donde los avances médicos y la cirugía se desarrollen ampliamente, comenzando lo que hoy conocemos como medicina moderna. El masaje vuelva a recuperar la importancia que había tenido previamente, demostrándose sus beneficios a nivel muscular, óseo y articular. 

 

En la actualidad todos conocemos los numerosos beneficios que aporta recibir masajes de forma regular, tanto a nivel físico como a nivel mental. Además podemos optar por el tipo de masaje que más se ajuste a nuestras características personales o a nuestra situación concreta en el momento de recibirlo. Así podemos optar por un masaje relajante que nos aportará la armonía necesaria en momentos de estrés o ansiedad, un masaje descontracturante para aliviar tensiones musculares que nos generan malestar o un drenaje linfático para eliminar esos residuos que se acumulan en nuestro organismo.

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